Integrante GG1
Desde que participo en Desafío, cada mes, espero con ansias esa tarde en que me permito parar, reflexionar y compartir la vida en un espacio de confianza y respeto. Esta vez, correspondía nuestro encuentro anual, el primero para mí. Obviamente no sería lo mismo que estar sola con mi comunidad, pero abrigaba esperanzas de conocer a otras personas, que al igual que yo, están en este camino de búsqueda y reflexión. La tarde se dividió en tres momentos: encontrarnos, la sociedad en que estamos viviendo y nuestro desafío de humanidad para este nuevo tiempo. Guiados por preguntas, reflexionamos sobre estos temas. Sin duda, la conversación estuvo muy interesante, pero lo que más rescato o lo que más me llegó al corazón, fue encontrarme con distintos relatos, experiencias y sentimientos, que surgían de las mismas preguntas, pero que daban cuenta de vidas únicas e irrepetibles que se desafían día a día a vivir de manera distinta. Entonces entendí que era eso lo que nos unía.
Queremos compartir la vida, enriquecer la nuestra con las experiencias de los demás y transformar, en la medida de lo posible, nuestro entorno. Queremos hacer de nuestras vidas un desafío de humanidad.
Como siempre, me fui con el corazón lleno de cariño, preguntas y anhelos…y por sobre todo…con muchas ganas de vivir y amar intensamente.
Hoy, lo que motiva cada uno de mis días, está iluminado por unas palabras que alguna vez escuche en mi familia. “El que no ama no vive, y el que no vive, se arrepiente”.